viernes, 30 de abril de 2010

El libro de la llama violeta





reseña:

De la traductora Marysia Fonloura Leinz
La introducción más expresiva que encontré para los queridos lectores, es un fragmento del men¬saje del Maestro Ascendido Saint Germain recibido por la Mensajera Tola Gynska.
Fue dado después de un servi¬cio en que los Estudiantes del Yo Soy habían leído de punta a punta, el "Libro de Llama Violeta", inter¬calando 3 ó 4 cánticos:

Yo soy. I Am, Saint Germain.
Yo a vosotros agradezco por haber hecho, finalmente, lo que yo quería. Debéis continuar, es deseo mío, es una orden. Obtendréis, así, la Libertad y no sentiréis la discor¬dia de los humanos.
Pienso que es vuestra intención en la vida y la alcanzaréis, cierta¬mente, recorriendo todo este librito de decretos.
Debéis sentiros como rodeados por un mar, que aparta toda dis¬cordia humana... Subisteis en la Luz por lo menos 10 grados. Ya es algo hecho.
Proceded de esta manera en relación a la discordia; no intentéis comprender quien tiene o quien deja de tener razón, más bien prestad atención a las costas, eso basta.

Apartad, apartad de vosotros todo lo que no es Luz.
Agradecido también por hecho este bello Servicio".



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reseña:


El padre de la niña murió cuando Marta estaba todavía en la cuna y su madre falleció antes de que la niña cumpliera diez años de edad. Fue a vivir sus años de orfandad en la casa de un pobre vecino, que con su mujer y sus hijos, vivía de los frutos de la tierra en una pequeña y. aislada aldea, en uno de los hermosos valles del Líbano. Al morir el padre de Marta, por toda herencia le dejó su nombre y una pobre cabaña que se alzaba entre nogales y álamos. De su madre sólo había hererado lágrimas de dolor y su orfandad total. Vivió como una extranjera en la tierra que la había visto nacer, sola entre árboles frondosos y altas rocas. Cada mañana, la niña caminaba descalza, vestida de harapos, e iba a ordeñar a las vacas a una región del valle donde el pasto era rico, y allí se sentaba la niña a la sombra de un árbol. Canta con los pajarillos y lloraba. con el arroyo, mientras enviciaba a las vacas por disponer de abundante comida. Contemplaba las flores y el revoloteo de las mariposas. Al hundirse el sol en el horizonte el hambre se apoderaba, de ella, y volvía a la cabaña, a sentarse junto a la hija de su tutor , y a comer una escasa ración de pan de maíz, con un poco de truta seca y frijoles humedecidos en vinagre y aceite de oliva. Después de la frugal cena, extendía pa . a seca en el: suelo, en un rincón, y se acostaba, reposando la cabeza en sus brazos. Luego se dormía y suspiraba, y deseaba que la vida` fuera un sueño largo y profundo, sin ensueños y sin despertar. Cerca del alba, su tutor la despertaba bruscamente para que lo sirviera, y la niña despertaba temblando de miedo por la dureza y la ira de su tutor. Así pasaron varios años en la vida de Marta, la desventurada, entre aque.llas distantes colinas y apartados valles



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La voz del maestro





reseña:

Y sucedió que el Discípulo vio al Maestro pasear en silencio arriba y abajo del jardín, y en su pálido semblante mostrábanse señales de profunda .tristeza. El Discípulo saludó al Maestro en nombre de Alá y le preguntó cuál era la causa de su dolor. El Maestro hizo un ademán con el báculo y rogó al Discípulo que se sentase en la piedra junto al estanque de los peces. Así lo hizo el Discípulo, preparándose a escuchar la voz del Maestro.
Y éste dijo: Quieres que te relate la tragedia que mi Memoria repite cada día y cada noche en el escenario de mi corazón.

Estás cansado ya de mi prolongado silencio y del secreto que no te revelo, y te atribulas ante mis suspiros y lamentaciones.
Te dices a tí mismo: «Si el Maestro no me admite en el templo de sus tristezas, ¿cómo voy a poder penetrar jamás en la morada de sus afectos?»
Escucha mi historia... Préstame oído, pero no me compadezcas, porque la piedad es parados débiles, y yo estoy fuerte todavía en medio de mi aflicción.

Desde los días de mi juventud me ha venido persiguiendo en el sueño y en la vigilia el fantasma de una extraña mujer. La veo cuando estoy a solas por la noche, sentada junto a mi lecho. En el silencio de la medianoche escucho, su dulce voz. Muchas veces, al cerrar los ojos, siento el tacto de sus suaves dedos en mis labios; y cuando abro los ojos, el miedo me invade y repentinamente empiezo a escuchar el susurro de los ecos de la Nada...

Frecuentemente me siento desorientado y me digo:

«¿No será mi fantasía la que me hace dar vueltas hasta parecer que me pierdo entre las nubes? ¿No habré forjado yo desde lo más hondo de mis sueños una nueva divinidad

de voz melodiosa y manos tibias? ¿He perdido acaso los sentidos y, en medio de mi locura, he creado esta cara y amada compañera? ¿Me he retirado de la sociedad de los hombres y del bullicio de la ciudad para poder estar a solas con el objeto de mi adoración? ¿Habré cerrado los ojos y los oídos a las formas y rumores de la Vida, para poder admirarla mejor y escuchar su melodiosa voz?

Me pregunto a mí mismo muchas veces: «¿Soy un loco a quien le place estar solo, y que de los fantasmas de su soledad modela una compañera y esposa para su alma?»

Te hablo de una Esposa y te asombra el oír esta palabra.

Pero, ¿cuántas veces nos desconcertamos ante una experiencia extraña que rechazamos como imposible, aunque su realidad no puede borrarse de nuestra mente por mucho que lo intentemos?

Esta mujer de mis visiones ha sido en realidad mi esposa, y ha compartido conmigo los gozos y sinsabores de la vida. Cuando me despierto por la mañana, la veo reclinada sobre mi almohada, mirándome con ojos rutilantes de bondad y amor maternal.



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La nueva Atlantida




reseña:

Un viaje hacia lo desconocido, hacia lo inédito...
Un grupo de hombres zarpando desde Perú, en una travesía tan única, como impar.
El encuentro con seres extraños que los llaman, desde el primer instante de su arribo, extranjeros.
Un enfrentamiento con una realidad ignota.
Esmerada atención los sumerge en un mar de vacilaciones; y seis mortales que, sigilosos, aceptan la hospitalidad a cambio de verdades.
Extrañas vestimentas en una estancia plagada de mandatos que sólo eran admitidos, con el consuelo de haber encontrado Terreno celestial.
Bensalem era su nombre... Una isla y una carta de Salvación, era el legado de aquel pueblo que transcurría sus días en paradisíaco territorio.
Para las personas de origen Judío ellos eran descendientes de Abraham. Sin embargo, reconocían la existencia de Jesucristo y las leyes del cristianismo tanto como las hebraicas.
Un Gobernador recibiendo mensajes de ángeles... y una casa: la de Salomón. La que sería visitada por uno de los miembros de la expedición, según estaba previsto.
La entrevista con él tuvo detalles asombrosos, que dejarían perplejo a cualquier ser viviente.
Ampliación de los fines humanos para llegar a cualquier revelación. Enormes y profundas cuevas; lagos, montañas...; lugares dónde todo era posible... desde la creación de nuevas plantas y especies de animales; hasta la resucitación de los muertos.
Himnos y oraciones. La profecía del Apocalipsis y la condición de remediarlo.
El canje: la no revelación del misterio de ese dominio desconocido, y finalmente, la asignación de dos mil ducados.
Una tierra secreta y recóndita, cuyo paraje no fue, ni será descubierto jamás


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Los niños índigo






reseña: Se discute el fenómeno pseudocientífico de los Niños Índigo sobre la base de la bibliografía de sus principales exponentes. Se describe y fundamenta que quienes siguen esta doctrina pueden causar perjuicios a la salud de los niños, y que el concepto de Niños Índigo tiene un componente racista que promueve la discriminación. Los fundamentos de su existencia consiste en conceptos metafísicos New Age, supuestos contactos con extraterrestres y otras fuentes igualmente falsas, imposibles de poner a prueba o refutadas. Sus promotores son cultores de diversas pseudociencias (entrenadores en Programación Neuro Lingüística, terapeutas transpersonales, naturistas, radiestesistas, "investigadores" paranormales, espiritualistas, etc.) o profesionales ajenos a la medicina (cantantes, profesores de idioma, profesoras de cerámica, maestras jardineras, etc.). Se alerta acerca del intento de incluir esta pseudociencia en el sistema educativo en Argentina, usando una versión menos fantasiosa pero igualmente falsa y discriminatoria. Se concluye que los Niños Índigo no existen como una entidad concreta de la realidad biológica humana.


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